Pedro Beteta López nació en Madrid y es doctor en Bioquímica y en Teología. Fue ordenado sacerdote por Juan Pablo II en Roma, en 1982. Durante su pontificado estudió a fondo las enseñanzas del papa, sobre las que publicó numerosos títulos. Ha escrito varios libros de espiritualidad como Hijos de Dios, o San José y la unidad de la vida, y ha publicado en Rialp Una visita de Dios y el Evangelio de los niños. (https://www.rialp.com/libro/miraran-al-que-traspasaron_92628/).
"Mirarán al que traspasaron" es un libro de mucha profundidad espiritual donde nos invita a reflexionar sobre el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo por amor a todos los hombres. Que reflexionemos y miremos cada una de sus Llagas santas para sentir y comprender su dolor pero también su infinito amor hasta el punto de entregar su vida siendo Dios mismo. El libro nos invita a meternos en las Llagas santas de Jesucristo para vivir bajo su protección y amor.
El libro también reúne fragmentos de textos u homilías de varios padres y santos de la Iglesia católica como por ejemplo san Juan Pablo II, Benedicto XVI, San José María Escrivá, entre otros.
Es un libro recomendado para esta época de Cuaresma.
Dejo aquí algunos pasajes del texto:
"Junto a Cristo está su Madre, María. Como Ella está totalmente metida en Dios, unida íntimamente a Cristo, es por lo que está también tan cerca de los hombres. Así como la muerte llegó por Eva —la madre de todos los vivientes— hasta nosotros, así también por María llega la Vida para toda la humanidad junto al Calvario. Por eso puede ser la Madre de todo consuelo y de toda ayuda. Una Madre a la que todos, en cualquier momento y ante cualquier necesidad, podemos osar dirigirnos. Nuestra debilidad y nuestros pecados son siempre comprendidos por Ella, siendo, para todos, fuerza de Dios.
María es ¡refugio de los pecadores! Su regazo es nuestro escondite."
"Jesús no evitó suplicio alguno para darnos ejemplo de paciencia y amor, de forma que también nosotros aprendamos a tener paciencia en las adversidades"
"Cristo se deja crucificar por amor. No hay otro motivo. ¡Él es Amor! No caben otras explicaciones. Podía haberlo impedido, pero no ha querido. Ha venido a redimirnos, ése era el precio, y lo paga sin regateos. Lo hubiera hecho exactamente igual todo por un solo hombre."
"«Penetremos en el corazón humilde de Jesús. La puerta es el costado abierto por la lanza. Aquí está escondido el tesoro inefable y deseable de la caridad; aquí se encuentra la devoción, se obtiene la gracia del arrepentimiento, se aprende la mansedumbre y la paciencia en las adversidades, la compasión con los afligidos; y, sobre todo, aquí se halla un corazón contrito y humillado»"
"El hecho de mirar «al que traspasaron» lleva a abrir el corazón a los demás, reconociendo las heridas infligidas a la dignidad del ser humano; y conduce a luchar contra toda forma de desprecio de la vida y de explotación de la persona, así como a aliviar los dramas de la soledad y del abandono de muchas otras."
"...pero no olvidemos esa ocasión que narra el Evangelio en la que Cristo arroja con un látigo a los mercaderes de bueyes, vuelca las mesas de los cambistas de dinero y recrimina a los vendedores de palomas. Quizá los echó a puntapiés para defender el decoro de la casa de su Padre. Hemos de defender los intereses de Dios sin vacilaciones y con valentía."
"«María dio su carne, su sangre, a Jesús y se convirtió en morada viva del Verbo, dejándose penetrar en el cuerpo y en el espíritu por su presencia. Pidámosle a ella, nuestra santa Madre, que nos ayude a abrir cada vez más todo nuestro ser a la presencia de Cristo; que nos ayude a seguirlo fielmente, día a día, por los caminos de nuestra vida»"
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