
En el largo armario donde el televisor descansaba, sólo encontraba papeles y anotaciones sobre alguna materia de contabilidad, así lo creía yo porque la mayoría de mis familiares que tienen estudios universitarios han llevado esta carrera, incluso mis padres son contadores de profesión. Hasta tras revolver todo pude advertir la presencia de un libro de cubierta amarilla y con una imagen en la portada llamativa y multicolor, llevaba por título "Cien ....", era un descubrimiento para mi y esto provocaba una alegre sorpresa que se volvió más intensa cuando abrí el libro y vi la primera hoja. Había una dedicatoria allí, firmada en el año 1982, dos años antes de mi nacimiento y en el mismo año que se le otorgó el premio nobel al escritor colombiano Gabriel García Márquez. La dedicatoria era de Reyna Melendez con amor para Mario Marmanillo, pues era el obsequio de mi madre a mi padre y que 18 años después (estamos en el años 2000) había llegado a mis manos de pura suerte. Jamás imaginé encontrar ese tesoro. Recuerdo que leí el libro muy augusto, me agradó desde sus primeras líneas que incluso las recuerdo hasta ahora y desde entonces la he leído 3 veces y sigo considerando que es el mejor libro que he leído y que fue el libro punto de inflexión que me llevaría a buscar las obras de cada vez más autores y títulos haciendo de la lectura mi compañía y mi mejor actividad. No soy contador como dicta mi estirpe, soy farmacéutico y si bien ahora leo libros de ciencia y artículos médicos nunca postergo por mucho tiempo volver a leer alguna obra que siempre queda en el buzón imaginario de los pendientes. Así nació mi conexión con la literatura que estoy seguro perdurará hasta siempre.