domingo, 12 de abril de 2020

La peste (Albert Camus)

Lectura  #132

"Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas" (fragmento del Capítulo 1)
Portada de la versión digital que he leído

La peste, es una novela tremendamente conmovedora y desgarradora. Albert Camus, famoso escritor nacido en Argelia quien ganó el Premio Nobel en 1957, creó esta obra maestra de la literatura contemporánea publicada en 1947. 


Albert Camus (Mondovi -Argelia francesa-, 7 de noviembre de 1913-Villeblevin -Francia-, 4 de enero de 1960) fue un novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista francés nacido en Argelia. Sus concepciones se formaron bajo el influjo de Schopenhauer, de Nietzsche y del existencialismo alemán.
Se le ha atribuido la conformación del pensamiento filosófico conocido como absurdismo, si bien en su texto «El enigma» el propio Camus reniega de la etiqueta de «profeta del absurdo». Se le ha asociado frecuentemente con el existencialismo, aunque Camus siempre se consideró ajeno a él. Pese a su alejamiento consciente con respecto al nihilismo, rescata de él la idea de libertad individual. (En Wikipedia)



Portada de la primera edición de la novela publicada en 1947 por la editorial francesa Éditions Gallimard.

La crónica cuenta la historia que padeció la próspera ciudad de Orán a partir de abril de 194… fecha en la que cayó sobre ella la desgracia de la peste cuyos heraldos de la muerte representados en viles ratas moribundas y que huyendo de las alcantarillas iban a caer muertas en la ciudad a vista de la gente, hecho que anunciaba las inimaginables catástrofes que una insólita plaga azotaría al pueblo y se anclaría allí con todo el peso de su mortífera naturaleza. 

"La prensa, tan habladora sobre el asunto de las ratas no decía nada. Porque las ratas mueren en la calle y los hombres en sus cuartos y los periódicos solo se ocupaba de la calle"

Al inicio la gente creía que sería un evento pasajero, y seguía haciendo su vida normal como si fuera algo fácil de controlar. 

"Así, pues, continuaron circulando por las calles y sentándose en las terrazas de los cafés."
"Continuaban haciendo negocios, planeando viajes y teniendo opiniones. ¿Cómo hubieran podido pensar en la peste que suprime el porvenir, los desplazamientos y las discusiones? Se creían libres y nadie será libre mientras haya plagas." 

Pero al elevarse el número de fallecidos, la prefectura ordenaría una cuarentena indefinida en la ciudad y el cierre de sus fronteras, solo abastecimiento de productos esenciales,  se cerraron las tiendas de lujo, medidas draconianas para luchar contra una enfermedad que va devorando la vida de la gente con tal velocidad que pronto el sistema de salud colapsaría, los colegios serían convertidos en hospitales improvisados, los campos de futbol en campamentos de aislamiento, pronto los cuerpos caídos serían llevados a hornos crematorios porque el cementerio no sería suficiente para la cantidad de cadáveres. A partir de entonces la ciudad empezaría una transformación deprimente.

"La mayor parte de las veces el enfermo moría en medio de un olor espantoso"

Bajo estas terribles circunstancias que el pueblo empieza a sufrir, la ciudad se marchita, la gente pierde la esperanza, o se desespera por abandonar la ciudad, o se abandona a la fatalidad de la muerte. 

La ciudad se convierte en una especie de prisión donde la gente se convierte en cuerpos sin alma,  esperando con terror la llegada de la peste a su hogar. Unos cuantos serán los héroes de la historia: El médico Bernard Rieux, el sacerdote Panelaux, el empleado Joseph Grand, el periodista Raymond Rambert y el pacífico Jean Tarrou.

A lo largo de la novela se dedicarán varias páginas en profundizar en el interior de cada personaje, donde nos enteraremos de sus historia, sus sueños, deseos, aficiones, creencias, conflictos, recuerdos y valores morales haciéndolos entrañables. 

"- ¿Cree usted en Dios, doctor? También esa pregunta estaba formulada con naturalidad..."

En el imperio del sufrimiento son tiempos duros que fuerza a la gente a reflexionar sobre su propio sendero como ser humano. Sea el médico quien haciendo un enorme sacrificio luchando combates ya perdidos, o el sacerdote que con su sermón invita a apaciguar las almas atormentadas o el que tiene la ilusión en crear algo hermoso mediante la escritura o quien siente el deseo irrefrenable de buscar a la mujer amada quien ha quedado del otro lado del muro de la ciudad en cuarentena, o el que busca la paz en su alma desde hace muchos años, todos ellos a lo largo de la historia ponen sus esfuerzos para luchar contra la peste unidos por un sentimiento universal que es el de la solidaridad humana y la misericordia.

Pero a veces no todo esfuerzo es bien recompensado y no se puede hacer ya nada cuando la muerte llega y nos arrebata ese ser amado, ese ser inocente o ese amigo y nos condena al sufrimiento y a su recuerdo, es en estas personas en las que la peste no se irá jamás.

"Para ésos, madres, esposos, amantes que habían perdido toda dicha con el ser ahora cofundido en una fosa anónima o deshecho en un montón de ceniza, para ésos continuaba por siempre la peste"

La novela es muy recomendable. Es un profundo estudio de la condición humana.

"Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo."

"...que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio." 


Otras notas:


En 1992 en una coproducción entre  Argentina, Estados Unidos y Francia se estrena la película La peste basada en la novela de Albert Camus. Dirigido por Luis Puenzo.



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