jueves, 13 de enero de 2022

La dama del perrito (Anton Chéjov, 1899)

¿Cómo encontrar la mejor solución a la situación en la que se ven envueltos? Dmitri y Anna viven un romance clandestino. Se conocieron en Yalta por casualidad. Ella llegaba de San Petersburgo hacía pocos días pretextando una enfermedad para librarse de su marido por unos días y cambiar de aires. Aburrida y sola se paseaba con su perrito por las calles de Yalta. Dmitri había llegado hacia 2 semanas, detestaba a su mujer y tenía 3 hijos. Era mujeriego y no tenía remordimiento alguno. Dimitri se fija en aquella mujer atractiva y solitaria. Se hacen amigos al instante, me recuerda a Noches blancas de Dostoievski, pero rápidamente se hacen amantes y aquí me recuerda a Madame Bovary. El paseo en coche de punto, el viaje a Moscú de Anna para encontrarse con Dmitri, el encuentro en el teatro, son escenas que me recuerda a la novela de Flaubert.
El nombre de la protagonista y sobre todo su rol inevitablemente me recuerda a la novela de Tolstói, Anna Karenina. 

Dmitri y Anna han sostenido una relación en donde avivan su amor a escondidas. ¿Desean seguir viéndose así como si fueran ladrones que hay que esconderse de la policía? Dmitri se agarra la cabeza y exclama ¿Cómo? ¿Cómo? Para buscar alguna solución a la encrucijada a la que han llegado. Su vida en sociedad no es más que una apariencia, un velo, una mentira que protege su verdadera vida, la clandestina, donde sus sentimientos son sinceros.

¿Acaso ese sufrimiento por no encontrar una adecuada solución no es producto del conocimiento que se tiene cómo fueron los desenlaces de Anna Karénina y Emma Bovary en situaciones semejantes?

La dama del perrito es una obra maestra.

"Sentado al lado de una mujer joven, que tan bella parecía a la luz del amanecer, con el ánimo sereno, anonadado por la visión de ese fastuoso panorama —el mar, las montañas, las nubes, el anchuroso cielo—, Gúrov (Dmitri) reflexionaba que en realidad, si se para uno a pensarlo, todo es bello en este mundo, salvo lo que nosotros mismos discurrimos y hacemos cuando olvidamos los fines supremos de la existencia y nuestra dignidad humana


ANTÓN CHÉJOV (Tangarog, 1860 Badenweiler, 1904) es por derecho propio uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Médico de profesión, comenzó a publicar sus primeros relatos en 1880 (bajo el seudónimo de Antosha Chejonté, entre otros). Recopilados, mientras aún vivía, en volúmenes como Cuentos abigarrados o En el crepúsculo, sus relatos están entre los más importantes del género. En 1887 escribe Ivánov, su primera pieza teatral y el comienzo de su carrera como dramaturgo, con obras tan importantes como Las tres hermanas, La gaviota o Tío Vania. Enfermo durante años y tras recorrer varios sanatorios, muere en Alemania a consecuencia de la tuberculosis.

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