sábado, 19 de noviembre de 2022

Nikolái Gógol (Vladimir Nabokov, 1944)

 


Un genio sobre otro genio. Así se puede denominar este libro en una frase. Publicado en español por la Editorial Anagrama a principios de este año 2022, traducido por Anna Renau, espero que no pasen tantos años para que otro libro tan importante pueda ser traducido al español (la obra en idioma original -inglés- es de 1944).

Vladimir Nabókov en este libro lo que hace es mostrarnos los mecanismos ocultos del proceso artístico de Nikolái Gógol. No nos cuenta lo obvio, la lectura superficial de sus obras, ni las interpretaciones canonizadas de las mismas. Nabokov revela un profundo conocimiento del arte de su compatriota y de su biografía. 

Las obras analizadas son El inspector, Almas muertas y El capote; al final el libro contiene la cronología del autor (elaborada por Nabokov a insistencia de su editor) y finalmente notas explicativas y complementarias a sus análisis.

Nikolái Gógol (nacido en 1809), un hombre de una brillante fantasía que le sirvió para crear obras inmortales como las arriba citadas pero que lamentablemente ese fuego imaginativo fue apagándose con el paso del tiempo por el mismo laberinto de sus ideas y creencias, y por más esfuerzo que hizo por alimentarse de fuentes externas (incluso viajó a Palestina) no pudo volver a ser el mismo de antes. No halló la manera de hacer la segunda parte de Almas muertas, segunda parte que daría un giro moralizante en oposición a las aventuras demoníacas del Sr. Chíchikov en la primera parte. Finalmente quemó sus manuscritos y murió al poco tiempo (1852).

Las brillantes traducciones que hace Nabokov de algunos pasajes de las obras de Nikolai Gógol revelan, en la medida de sus posibilidades, la magia de la obra creativa de Gógol, sus impresionantes recursos, por ejemplo, para introducir personajes secundarios a partir de una secuencia insólita (por ejemplo al comparar un carruaje con la forma de una sandía, esa palabra servirá de gatillo para seguir otras comparaciones o derivaciones hasta la aparición de un personaje secundario (un músico) que tan pronto aparece como se va). 

Ahora vayamos a leer nuevamente a Gógol pero con las gafas construidas por Nabokov.

Para concluir cierro con un pasaje del libro:

« Como uno o dos lectores pacientes puede que hayan deducido a estas alturas, este es en realidad el único llamamiento que me interesa, Mi propósito al poner por escrito estas notas sobre Gógol ha quedado, espero, perfectamente claro. Hablando en plata, viene a ser lo siguiente: si esperas averiguar algo acerca de Rusia, si estás ansioso por saber por qué los curtidos alemanes erraron en su bombardeo aéreo, si lo que te interesa son "ideas", "hechos" y "mensajes", aléjate de Gógol. La horrible molestia de aprender ruso con el fin de leerle no te será reembolsada en el tipo de moneda que tú utilizas. Aléjate, aléjate. No tiene nada que contarte. Mantente alejado de la vía. Alta tensión. Cerrado per sécula seculorum. Evítalo; abstente; no. Me gustaría tener aquí una lista completa de todos los interdictos, vetos y amenazas posibles..., apenas necesaria, por supuesto, dado que la clase de lector equivocada, ciertamente no llegará nunca tan lejos. Pero sí recibo con los brazos abiertos a la clase buena de los mismos: mis hermanos, mis dobles. Mi hermano està tocando el órgano. Mi hermana está leyendo. Esta es mi tía. Primero aprenderás el alfabeto, las labiales, las linguales, las dentales, las letras que zumban, el zángano y el abejorro, y la mosca tsé-tsé. Una de las vocales te hará decir "¡Puaj!". Te sentirás mentalmente agarrotado y magullado tras tu primera declinación de los pronombres personales. Sin embargo, no veo ningún otro modo de llegar a Gógol (ni a ningún otro escritor ruso, en realidad). Su obra como todos los grandes logros literarios, constituye un fenómeno de lenguaje, y no un fenómeno de ideas. »

Un libro recomendable.

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