domingo, 24 de octubre de 2021

Drácula (Bram Stoker, 1897)

  “Sea bienvenido a mi morada. Entre en el castillo por su propia voluntad” (Drácula, Bram Stoker)



Oscar Wilde dijo sobre la novela Drácula que era la obra de terror mejor escrita de todos los tiempos, y también «la novela más hermosa jamás escrita».

Cuando Jonathan Harker describía su viaje desde Londres hacia la zona de los Cárpatos en la Europa Oriental, un lugar lejano y desconocido, ni por asomo se imaginó que su vida y la de otros estaba a punto de cambiar para siempre. Jonathan Harker, un empleado de un bufete de abogados que asesoraba en los trámites inmobiliarios, sentía una gran oportunidad de negocio poder concretar el contrato inmobiliario con un Conde que vivía en las lejanas tierras orientales de Europa. El Conde Drácula.

En los primeros capítulos nos enteramos de todo gracias a lo escrito por Jonathan en sus diarios, día a día, tanto de día como de noche. Y poco a poco la historia se torna más sombría y misteriosa. El viaje de occidente, un lugar común, hacia oriente, un lugar desconocido y lejano, hace que también nos inquietemos como lectores. Las montañas, la noche, la luna, el aullido de los lobos, la aproximación a lo desconocido, y los gestos desesperados de las gentes que se han enterado de que Jonathan irá a ese castillo, nos hace sentir inquietud y zozobra cuando menos.

La novela es extensa, cerca de quinientas páginas en donde el autor ha hilvanado con gran detalle los acontecimientos. No ha dejado escapar nada al azar.

La novela simboliza la lucha del bien contra el mal. El mal representado por el Conde Drácula, un no-muerto, un demonio, una cosa, que por siglos se mantiene “vivo” a costa de la sangre de los seres vivos. Pero que planea desde años invadir y conquistar territorios para convertir a los humanos a su condición. Y por eso entra en contacto con el negocio de Jonathan.

Luego de los impactantes capítulos de la visita de Jonathan al castillo, dejamos de saber noticias de aquel personaje porque empezaremos a leer el diario de otro personaje: Mina, la prometida de Jonathan, quien espera en Inglaterra por noticias suyas y ante su ausencia empieza a preocuparse.

A lo largo de los capítulos el Conde Drácula irá concretando su malévolo plan por lo que para contrarrestar aparecerán en la historia otros personajes que representarán al bien, además de Jonathan y Mina, tendremos a Arthur y su prometida Lucy, Quincey Morris, el médico Jhon Seward y sobre todo el profesor neerlandés Abraham Van Helsing que con su experiencia y sabiduría se erigirá como el líder para enfrentar el mal que amenaza a sus amigos y a la humanidad en general.

En la novela hay sacrificios, pactos de sangre, hipnotismo, poderes de teletransportación, metamorfosis, locura, pesadillas, crucifijos, ostia, ajos, entre otros elementos que harán de la historia muy atrapante.

Ante el mal diabólico del conde Drácula se opondrán las fuerzas nobles del ser humano como es el amor, el amor que existe en Jonathan y Mina, el amor que existe en los amigos que se han unido para poder vencerlo y sobre todo el amor a Dios y la fe cristiana de los personajes, muchos de ellos se apoyan en Dios y lo invocan en rezos y plegarias para poder enfrentar al demonio porque saben que sin la ayuda de Dios no podrán derrotarlo.

La novela está estructurada mediante una colección de diarios, cartas, grabaciones por fonógrafos, memorándums, reportes periodísticos, todos ordenados cronológicamente y escritos por diferentes personajes lo cual le da coherencia y verisimilitud a la novela.

He disfrutado mucho la traducción de Mario Montalbán. Además, la edición contiene ilustraciones de Jae Lee que con sus trazos monocromáticos le da un carácter más sombrío a la historia.

Sobre el autor: 


Abraham Stoker nació en Dublín, Irlanda, en 1847 y falleció en 1912. Tras realizar sus estudios en Trinity College de la Universidad de Dublín se licenciaría en matemáticas y ciencias. Trabajó durante diez años como funcionario y crítico teatral hasta que se marchó a Inglaterra en 1876. Allí trabajó como secretario y representante del actor sir Henry Irving, con quien dirigió el Lyceum Theatre de Londres. Escribió numerosos libros, entre los que se cuenta su novela “La dama del sudario” (1909), así como varios relatos.

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