En el encuentro entre Juan Luis Lorda y José Ramón Ayllón* organizado por el Máster de Cristianismo y Cultura Contemporánea de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra (España) en colaboración con la editorial Rialp, José Ramón Ayllón, autor del libro Ciudadano Chesterton, dijo que "Chesterton no es uno más, ni siquiera está entre los top ten. Está a otro nivel diferente de los top ten. Es uno de los poquísimos genios que ha habido en la historia". Asimismo, el sacerdote Juan Luis Lorda, editor y traductor del libro Ortodoxia que publicó en la editorial Rialp, mencionó que la traducción le ha llevado veinte largos años y como dice en sus notas finales en el libro, ha trabajado por conseguir una lectura que sea fluida, que se mantengan los hilos argumentales y por incorporar notas aclaratorias de apoyo. Yo he disfrutado muchísimo el libro y agradezco muchísimo el valioso esfuerzo realizado por el padre Juan Luis Lorda cuyo fruto es el presente libro.
Habiendo leído Ortodoxia, coincido con el profesor José Ramón Ayllón al decir que en cada página del libro hay un gozo, un regalo, un descubrimiento. Yo añadiría que hay una vitalidad, un amor por la vida, una contundencia en sus afirmaciones paradójicas llena de ejemplos y referencias históricas y literarias que uno se queda fascinado.
Ortodoxia es un ensayo en el que Chesterton desarrolla la justificación de su postura, digámoslo sin ambages, su cristianismo, su fe. Estamos en 1908 y aún no era católico pero faltaba muy poco, lo sería unos años más tarde. Chesterton combate, con argumentos y muchos ejemplos, contra los errores del modernismo que incluye la filosofía del siglo XIX, contra el budismo y mezcolanzas tipo New Age, contra el hombre que ha perdido el afán por la trascendencia, por mencionar algunos ejemplos. Para que sea más claro su postura, Chesterton pone en sus páginas a reconocidos pensadores y escritores universales para combatir sus ideas, ¿quiénes son ellos? ¿contra quiénes combate? por ejemplo contra Nietzsche, contra Lev Tolstói, contra H. G. Wells, contra Bernard Shaw, entre otros. Chesterton está lleno de recursos agudisimos, se nota que ha digerido bien la historia y las ideologías de su época que sabe por dónde cojean y por eso mismo sabe encontrar donde lanzar certeros argumentos para desarmarlos completamente. Es un Quijote cuya lanza en ristre está lista para defender lo Bueno a través del arte de la argumentación y Chesterton sale victorioso completamente. Quiero resaltar también su profundo conocimiento de las Sagradas Escrituras que cita cada tanto de manera obvia pero también de manera indirecta y que gracias a las notas al pie del padre Juan Luis Lorda quedan más clarificadas.
Chesterton es un patriota cósmico, ama la vida que lo cree un regalo divino. Defiende la alegría como condición natural del hombre para recorrer su camino hacia el gozo supremo que es el Cielo. Se reconoce su admiración y amor al Maestro, al Buen Pastor, al Dios verdadero y quien estuvo con nosotros como hombre verdadero hace más de dos mil años.
Es un libro impresionante e imprescindible. Como dijo en ese encuentro el profesor José Ramón Ayllón, hay que releerlo muchas veces.
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