Imagen referencial |
Se trata de un cuento que pretende darnos una enseñanza moral. La ambición desmedida del campesino Pajom por poseer más riqueza y comodidades a través de la adquisición de tierras le lleva a la muerte sin haber disfrutado nada de lo que iba adquiriendo.
La esposa de este dijo lo siguiente en una conversación con su hermana: "En cambio, la vida del campesino es más segura: modesta, pero larga; nunca seremos ricos, pero siempre tendremos qué comer."
Pajom traiciona esta sentencia y lo vuelve del revés, buscar hacerse rico sin esfuerzo y solo con una pretendida astucia pero paradójicamente su vida dejó de ser larga y lo perdió todo, como aquel apostador de ruleta en una conocida novela de Dostoievski que creyendo que ganaría miles de rublos termina perdiendo hasta el último centavo.
Pajom declara que el problema es que poseen poca tierra y que si tuviera lo suficiente, no tuviera miedo a nadie, ni siquiera al diablo. Y es que es mala idea desafiar a Satanás. Obviamente el diablo lo escuchó, como en aquel episodio de una conocida novela de Bulgákov en los Estanques del Patriarca, donde un par de escritores hablaban de que Jesús nunca existió y el diablo pasaba por ahí escuchándolo todo, para después refutar lo mencionado por los dos escritores y adivinar incluso el destino de ambos.
El diablo, tras lo dicho por Pajom, pensó lo siguiente: «De acuerdo —pensó el diablo—. Haremos una apuesta tú y yo: te daré mucha tierra y gracias a ella te tendré en mi poder».
Como en Fausto, la ambición desmedida de Pajom fue el inicio de su caída, de su final.
Entonces, ¿cuánta tierra necesita un hombre?
No hay comentarios:
Publicar un comentario